La historia de Fénix comienza cuando el Refugio recibió el aviso de una “familia” a la que se le había caído su gato desde un tercer piso y que por lo visto no era la primera vez y que esas veces aparentemente había salido solo sin daños, pero esta última vez, parecía que tenia rotas la patas delanteras.
Su familia, lamentablemente no se iban a hacer cargo del gatito y que lo iban a abandonar a su suerte, con todas luces, una muerte agonizando de dolor.
Ante tal decisión, Paloma no dudó un segundo en decirles que lo llevaran a la clínica veterinaria para evaluar el estado del pequeño y ponerle algo de analgésicos hasta ver si se podía operar.
Tras dejarlo en el veterinario y darle un “donativo de 50 euros” nunca mas se supo de esta familia.
A día de hoy, Fénix ha sido operado, no una, sino dos veces de sus patitas con una fractura bilateral o lo que es lo mismo, las dos patitas delanteras partidas.
Tras pasar por todo ese dolor, es un gato cariñoso y preci0so a mas no poder. Sus ojos reflejan que el amor todo lo puede y más cuando das con las personas adecuadas.