En el año 2019, la vida dio un giro inesperado. Fue entonces cuando una persona decidió mudarse a un pequeño pueblo en busca de tranquilidad y una conexión más cercana con la naturaleza. En este nuevo hogar, adoptó varios gatos, llenando su vida de compañía felina y brindándoles el cuidado que tanto necesitaban. Pero este acto de amor fue solo el inicio de algo mucho más grande.

No pasó mucho tiempo antes de que los vecinos, al verla siempre rodeada de gatos, comenzaran a dejar cajas de cartón en la puerta de su casa. Dentro de cada caja, pequeños y frágiles gatitos esperaban una segunda oportunidad. Así comenzó una rutina que mezclaba ternura y responsabilidad: alimentar, cuidar y buscarles hogares responsables. Lo que al principio parecía un reto aislado, poco a poco se convirtió en una misión de vida.

En 2022, tras años de esfuerzo, tomó una decisión trascendental: formalizar su labor creando una asociación sin ánimo de lucro. Con paciencia y determinación, comenzó a reunir la documentación necesaria, y en enero de 2023, el sueño se hizo realidad. La asociación nació con un propósito claro: rescatar, proteger y encontrar familias para gatos abandonados. En sus primeros días, ya había más de cincuenta gatos bajo su cuidado, cada uno con su propia historia y esperando el momento de ser adoptado.

Hoy, en enero de 2025, solo quedan dos de las gatitas adultas más antiguas de la asociación, compañeras que han sido testigos del paso del tiempo y de tantas vidas transformadas. La partida de sus compañeras rescatadas ha dejado espacio para nuevos integrantes, renovando la lucha por salvar más vidas y seguir brindando esperanza a los que más lo necesitan.

Esta historia, cargada de amor y perseverancia, demuestra cómo un corazón dedicado puede cambiar el destino de muchos, convirtiendo cada rescate en un símbolo de esperanza.